¿Qué quieres saber hoy?
¿Qué quieres saber hoy?
En la entrega de esta semana de Ciencia en Barcelona, hablo con Pedro Gómez Romero, el científico valenciano que desarrolla materiales para mejorar el almacenamiento de energía.
Pedro Gómez Romero (Almansa, 1959) estudió química en Valencia y se doctoró en Georgetown. Desde 2007, dirige el grupo Neo-Energy (Institut Català de Nanociencia i Nanotecnologia). Es cofundador de Wattium y divulgador con su canal de Youtube tecnosfera. Como buen divulgador, su lema es crear, aplicar y comunicar.
¿Hubo alguna razón concreta por la que quisieras estudiar química?
Sí, y tiene que ver con el corazón. Mi padre era ingeniero técnico. A los diez años, los Reyes me trajeron un equipo de electrónica Phillips alucinante y jugamos mi padre y yo. Creo que jugaba más él. Al año siguiente, me trajeron uno de química y ya jugué yo. Luego, mi padre me enseñó formulación como si fuera un juego. Esa manera de aprender hizo que quisiera estudiar química desde adolescente.
¿Hacia dónde crees que va la química?
Hacia una mayor complejidad y un mayor control. Lo cual se encuentra bien dentro de la nanociencia.
Tu grupo desarrolla materiales para almacenamiento de energía. ¿Cómo llegaste a esta línea de investigación?
Después del doctorado, empecé a trabajar en superconductividad que estaba muy de moda, pero desde el principio, quería trabajar en algo útil. Estando en la terraza del piso de mis padres en una calle muy ruidosa de Valencia, me pregunté qué cosas originales podía hacer como nuevo creador de ciencia. Con lo que sabía de química inorgánica, ¿qué podía hacer yo para los coches no hicieran ese ruido? A veces, la razón es totalmente romántica, incluso tiene un punto de ingenuidad. Dare to be naive, como dijo Richard Buckminster Fuller.
Todo eso derivaría en la empresa que cofundaste
Sí, Napptilus Battery Labs (ahora Wattium) nace de la conexión entre Rafa Terradas, un emprendedor catalán buenísimo, y yo. Él vino a mí con un reto: hacer baterías de grafeno. Eso ha evolucionado a algo más práctico que tiene visos de romper la barrera de prestaciones de las baterías actuales. Empezó como spin-off, pero ahora es ya una startup. Tengo el honor de decir que hemos creado un puesto de trabajo.
Otra faceta tuya es la divulgación, ¿cuándo empezaste a divulgar?
En 1998, mientras estaba en Colorado con una beca de la OTAN. Leí artículos que predecían el agotamiento del petróleo y ya se empezaba hablar de calentamiento. Me interesó y decidí crear la página CienciaTeca para hablar un poco de todo. En algún momento, convertí la página en mi primer libro de divulgación, Metaevolución, que fue premiado por la Casa de las Ciencias de la Coruña. Este premio me dio licencia para divulgar.
Has mencionado que aprendiste con tu padre como si fuera un juego, ¿aplicas esa dinámica cuando divulgas?
En cierta manera sí. Intento que mis charlas no sean un ladrillo. He encontrado en la divulgación un sucedáneo de clases que me resulta muy gratificante. Mi público son los alumnos de bachillerato. ¡Me han llegado a pedir autógrafos!
¿Cómo compaginas tus tres facetas?
Con mucho tiempo y sacrificando sueño. He escrito los libros entre las once de la noche y las dos de la mañana.
Para acabar, tres preguntas más personales. ¿Cómo describirías este momento de tu vida en tres palabras?
El mejor, profesionalmente; ilusión, por la startup y madurez.
Un momento del que te sientas especialmente orgulloso
A nivel personal, el nacimiento de mis hijos es el momento máximo de mi vida. Y el reconocimiento de la divulgación.
Algo que la gente no sepa de ti
Me gusta cantar y no canto mal.
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